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Relatos de clóset

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Supongo que muchos de ustedes habrán leído o conocen relatos donde las personas salen del clóset. Bueno, ese no fue mi caso. A mi me metieron en un clóset. Pero calma, ya les voy a contar mis relatos de clóset. Esto me pasó cuando aun estaba tratando de convencer a mi esposo de lo mucho que me gustaban las ataduras y las mordazas. Por esos días ya me había decidido a contarle lo mucho que me gustaba jugar con cuerdas y hacerlo partícipe de mis aventuras. Pero él no me la ponía fácil. Simplemente no era algo que le llamara la atención. Esa noche habíamos planeado pasar una muy buena noche. Como yo sé que él se babea por verme en lencería sexy pues me aproveché de eso para ver si lo podía convencer más fácilmente. Y también para fastidiarlo lo más posible, y por supuesto. Yo ya tenía las cuerdas escondidas en la cama así que las saqué y le toqué nuevamente el tema del bondage pero él siempre me desviaba la conversación. Yo no desistí así que continué en la búsqueda de mi objetivo. Sí,

Barrio rojo de Ámsterdam

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Aquel que haya tenido la fortuna de visitar el barrio rojo de Ámsterdam tal vez esté de acuerdo conmigo en que este es un lugar a donde llegas movido por puro morbo pero que terminas apreciándolo por muchas otras cosas. Yo he tenido la suerte de poder viajar mucho, ya sea por cuestiones laborales o solo por placer y uno de esos países que he visitado varias veces a sido Los Países Bajos. Algunas cosas que leí por estos días en Internet me hicieron recordar mi primer viaje a este destino de Ámsterdam tan popular y que tiene esa fama de ser ese sitio donde puedes hacer lo que sea sin que nadie te juzgue por ello (claro, siempre y cuando no perjudiques a nadie). Debo confesar que la primera vez que fui a Ámsterdam yo era un niña muy inocente (sí, ríanse, pero lo digo en serio 😊). Después de todo lo que vi en aquel viaje quedé traumatizada. Esa fue una real sobrecarga de información. Hasta ese año duró la inocencia jajaja. El barrio rojo de Ámsterdam no es el único que existe en Los Paíse

Dominada por otra mujer

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A que la imaginación de cada uno de ustedes ya anda a 1000 por hora. Lamento arruinarles sus fantasías pero no, nunca, jamás he sido dominada, atada u amordazada por ninguna mujer (bueno, a decir verdad, si pasó alguna que otra vez ...pero no hagan que me desvíe del tema de la historia 😁). De lo que va la historia es de algo que encontré en Internet. En el sitio alentaban a las personas a contar sus fantasías relacionadas con algún amig@, compañer@ de trabajo, familiar, etc. Obviamente, lo que compartan no debería haber sucedido ya que dejaría de ser una fantasía. Me puse a revolver mis recuerdos a ver si encontraba algo que calzara con lo que estaban pidiendo estas personas y, síp, encontré algo, Y eso es lo que quiero compartir con ustedes. Hace tiempo tenía una jefa que yo pensaba que era lesbiana (ahí va su imaginación volando otra vez jajaja). Tal vez yo estaba equivocada sobre ella, la verdad nunca la vi en nada sospechoso con nadie pero era lo que pensaba de ella

Aquella vez en el maletero del coche

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A que les llamó la atención el título de este post. No me digan que no. Bueno para no dejarlos en ascuas les contaré. Lo que les voy a contar sucedió hace ya varios años (no les voy a decir cuantos para que no empiecen a sacar cuentas, malvados 😁.) Como ya escribí en algún post anterior, me encantan las fantasías de damiselas en apuros , más aun si la damisela en cuestión soy yo 😊. Desde hace mucho tiempo fantaseaba con la idea de estar atada y amordazada en el maletero de un coche. Era algo que me atraía mucho. El solo pensar en eso me hacía sentir muy indefensa. Y es lógico, creo, porque como podría escapar de una situación así? En fin, la cuestión se puso más seria después que me casé y logré convencer a mi esposito de que no estaba tan loquita como el pensaba al pedirle que me sometiera con cuerdas y mordazas. Un día le asome la idea de como sería que me dejase atada en el maletero de nuestro coche. Antes que terminara de hablar ya me estaba mirando con esa cara que

Damisela en apuros

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Hola!!! Espero que se estén cuidando mucho por estos días de confinamiento obligatorio por el coronavirus. Para mi ha sido todo un suplicio, aunque uno muy rico ya que mi amado esposo encontró la forma de evitar que rompiera la cuarentena: cada vez que me veía vestida con lingerie, pantimedias y tacones descubría mis intenciones de escaparme y procedía a atarme de pies y manos. Y claro nunca olvidaba la mordaza para evitar oír mis quejas 😊. Awww, que bueno que lo tenga a él para hacerme más llevadera esta cuarentena. Lo amo muchísimo 😘, aunque todavía piense que estoy algo loquita 😋. Ay, ya casi que se me olvida lo que les iba a contar en esta oportunidad jajaja. Cada vez que pienso en cuerdas y mordazas mi imaginación vuela. Era yo una adolescente cuando descubrí a John Willie. Aunque no fue mi primer contacto con las ataduras , sí que fue uno de los que más influyó en que entrara definitivamente en este mundo de restricciones y dominación. Todo esto se los cuento porq

Atada y amordazada en aquella habitación de hotel

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Muchas de mis amigas me han pedido que contara alguna de mis aventuras al estar atada y amordazada. Hoy les contaré una de ellas. Erase una vez...jajaja. No, ahora en serio. Yo tengo la oportunidad de viajar mucho por mi trabajo y siempre aprovecho cada oportunidad para poder disfrutar del placer de las cuerdas. Debo decir que con tantos años de práctica me he vuelto muy buena atándome a mi misma . Durante uno de estos viajes, al regresar al hotel en la tarde decidí tomarme un tiempo para mimarme un poco. Así que busqué mi lingerie, tacones y cuerdas para empezar a jugar un rato antes de bajar a cenar. Luego de vestirme con un juego de brassier, pantys y liguero de encaje blanco, y unas medias blancas para hacer juego, me puse mis tacones rojos de 12 cm. Yo soy alta (1.68 metros.) y con mis tacones estaba rozando el cielo, jajaja. Luego de admirarme un rato en el espejo (que chica no hace eso??? 😁 ) comencé a atarme, comenzando por mis pies y mis rodillas, luego colocándome

Inmovilizacion Autoimpuesta

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No sé cual será la historia de las demás personas que comparten el mismo placer por las cuerdas que yo, pero en mi caso los primeros experimentos con ataduras fueron las que yo misma me hacía siendo adolescente.   Eso no prosperó mucho ya sea por falta de experiencia, o de tiempo a solas, o una mezcla de las dos anteriores u otras muchas razones que no vienen al caso en este momento. Pero todo esto cambió radicalmente cuando llegué a la universidad. La universidad donde decidí estudiar quedaba lejos de mi casa, por lo que tuve que mudarme a una residencia donde tenía una habitación para mi sola.   Esos días de hormonas alborotadas y tiempo libre le di rienda suelta a mis fantasías, todas ellas mezcladas con las ataduras 😁. Fueron días de experimentación donde lograba quedar completamente inmovilizada.   Y una de esas primeras noches de experimentación me enseñó a las malas que siempre debía contar con un plan de escape que incluyera unas buenas tijeras. En esa oportunidad, como y

Comienzos

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Las cuerdas me dan placer...y no solo las cuerdas. También las correas me dan el mismo placer. Pudieran ser medias o hasta pañuelos. Hasta aquella famosa cinta adhesiva gris (aunque no sea de mis favoritas).   El sentirlos alrededor de mis manos, mis piernas, tobillos, alrededor de mi torso. Sentirlas enrollándose sobre mi como una serpiente, arrastrándose sobre mi piel, inmovilizándome, paralizando todo mi ser, impidiendo cualquier posibilidad de escape. Recuerdo ya hace muchos años haber visto un capítulo por TV de una serie super viejísima de Batman donde aparecía Batichica (con Yvonne Craig, que envidia de cuerpo tenía esta mujer!!!). En ese capítulo en particular Batichica era vencida por los secuaces de Gatúbela y el Guasón quienes la ataban de pies y manos. (sí, esta bien, olvidémonos por un momento del pésimo trabajo que realizan los secuaces atando a Batichica).   Creo que este es el primer recuerdo que guardo relacionado con esta atracción tan particular por las atadur